La Primera Enmienda garantiza a todos los estadounidenses las libertades de expresión, prensa, religión y reunión, y protege su derecho de petición al gobierno.
Cuanto más sepa la gente cómo toman las decisiones los funcionarios públicos y cómo gastan el dinero de los impuestos, menos vulnerable será al engaño y al abuso de los funcionarios.
La Constitución garantiza los derechos fundamentales de las garantías procesales y la igualdad de protección a todas las personas de este país, independientemente de su situación migratoria.
Todas las personas de este país tienen derecho a estar incluidas en las promesas y protecciones de la Constitución, independientemente de su orientación sexual y de su identidad o expresión de género.
La Cuarta Enmienda nos protege de registros e incautaciones irrazonables, pero el rápido avance de las capacidades tecnológicas y las leyes obsoletas han dejado, sin embargo, la vida privada de los estadounidenses vulnerable a la intrusión del gobierno.